Descripción
Un grupo de jóvenes venía riendo y hablando muy fuerte. Enseguida lo notaron en esa esquina como ido, tieso, silencioso. Uno de ellos se acercó y le preguntó si necesitaba ayuda. Hernán pareció volver de un largo sueño, lo miró y le dijo: «Quiero ir a casa».
Los chicos lo tomaron por el brazo y lo llevaron a la comisaría más cercana pues no recordaba su dirección. «Gracias, gracias» les decía, como si de pronto tuviera cien años y toda su vida se hubiera olvidado.
Ni siquiera su nombre recordaba.
«Celebro la búsqueda expresiva, artística de Patricia, sus inquietudes, su mirada y su tomarnos de la mano para conducirnos por los laberintos de su escritura a que reflexionemos sobre nosotros.»